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lunes, 16 de junio de 2008

Jugando con fuego 8

ejem!
pedimos disculpas por la ausenciaa!! yo he estado en francia aislada de todo contacto con internet y cualquier cosa parecida a un ordenador T.T y yukimi a estado estudiando para los examanes de esta semana (creo, ya lo confirmará alla lo que ha estado haciendo ¬¬)
Bueno aki os dejo el capitulo 8

Capitulo 8. Miedo a entregarse.

Sanji sintió el peso de Ace reposar sobre el agotado, su jadeante respiración golpeando su oído, su desbocado corazón latir contra su pecho.

El cocinero se llevo una mano al rostro mientras trataba de normalizar su propia respiración. Lo había hecho de nuevo. ¿Por qué necesitaba de aquella imagen para alcanzar el climax?¿Por qué demonios no podía simplemente abandonarse a lo que su cuerpo sentía?

El moreno se alzó sobre los codos cuando recuperó fuerzas y Sanji retiró el brazo de su cara cuando captó que lo observaba. Su expresión era radiante, sus ojos brillaban de manera especial haciendo que las pecas que cubrían sus mejillas le dieran un aspecto más aniñado y la cálida sonrisa que le ofrecía era...insoportable.

La mano de Ace acarició sus rostro delicadamente retirando un mechón humedecido que se había pegado a su frente y se inclinó para besarlo. Un beso de una dolorosa ternura.

-Necesito un cigarrillo...- murmuró cuando el moreno se retiró de sus labios y se incorporó para buscar sus pantalones. Ace se abrazó a su espalda cuando se sentó al borde de la cama y prendió la lumbre antes de que el rubio se desesperara buscando las cerillas. El humo inundó los pulmones del cocinero en una larga calada que luego dejo escapar pesadamente mientras sentía al moreno repartir pequeños besos por sus hombros.

- Ha sido una agradable sorpresa descubrir que te gustan los hombres...- empezó a hablar quedamente el moreno-. ¿Por qué no me lo dijiste antes?

- Nunca preguntaste...- murmuró el rubio intentando analizar como quedaba ahora su relación con el comandante. Si lo que había pasado afectaría o no a su amistad pero sobre todo si como temía el moreno esperaría algo más de él.

- Creí que la duda te ofendería- rió alegremente- Eras bastante escandaloso al cortejar a las chicas.

- Tú tampoco es que lo lleves escrito en la cara...- se defendió Sanji y notó como los brazos de Ace lo rodeaban con mas fuerza. Aquello era agradable pero...

-Quiero que esto se repita...- dijo el moreno cálidamente a su oído-...quiero tenerte siempre a mi lado...Me gustaría que aceptaras salir conmigo.

-¿Salir?...- la cara de Sanji se descompuso de tal forma ante aquellas palabras que el cigarrillo cayó de sus sorprendidos labios. Esperaba que le pidiera ser su amante pero ¿salir juntos?-. ¿A qué te refieres con "salir"?

- ¿Como que a qué me refiero?- preguntó desconcertado el moreno haciendo que el rubio se girara para poder mirarlo a los ojos-. Ya sabes...no quiero que esto se quede solo en sexo...Yo...yo estoy loco por ti, quería decírtelo antes de llegar a esto pero...bueno- una sonrisa coqueta apareció en sus labios-...no pude resistirme a ti...- Ace leyó el miedo en el ojo descubierto del rubio-...se que tal vez sea algo precipitado pero...si me dieras una oportunidad...

- Espera, espera....- Sanji se levantó aun procesando aquello. Igual estaba malinterpretando las palabras del moreno-...tu quieres que...nosotros...- movió las manos señalando al moreno y luego a él mismo-...con salir quieres decir...¿ir juntos por la calle cogidos de la mano y esas cosas?

-si, y esas cosas- rió divertido el moreno por la cara de susto que tenia el rubio. Parecía como si nunca nadie le hubiera propuesto algo así.

- Si es una broma no tiene gracia...- dijo el cocinero enfadado ante la tranquilidad de Ace, pero éste simplemente se levanto y lo rodeó con sus fuertes brazos quedando cara a cara con él.

- No es ninguna broma- le dijo cálidamente-. Te quiero y no tengo por qué ocultarlo.

- ¿Pero tú te estás oyendo?- se removió inquieto el rubio pero Ace no aflojó su abrazo-. Eso...eso no tiene ningún sentido...los hombres no...

- ¿Los hombres no salen juntos?- preguntó curioso el comandante.

- Eso es...

- ¿Quién te ha dicho semejante tontería?

-...- Sanji agachó la cabeza abrumado y cerró los ojos repitiendo una frase que tenia grabada a fuego en su mente desde su adolescencia-...no es ninguna tontería...los hombres no salen con otros hombres, los hombres salen con mujeres y tienen como amantes a otros hombres.

- ¿Quieres decir que puedo ser tu amante pero no tu novio?- dijo divertido ante las ideas del rubio. Se ve que aun le quedaba mucho por saber de aquella cabecita loca.

- No...Quiero decir que un hombre puede ser amante de otro hombre pero no su novio...- la vista del rubio fue a un lado para no encontrar la del moreno cuando le dijera aquello-...yo no...no quiero atarme a nadie, así que no aceptaría ser tu amante tampoco...

- ¿Por qué no?- preguntó intrigado el moreno, podía sentir que aquellas palabras habían sido pronunciadas más de una vez y tal vez aquello fuera suficiente para hacer desistir a un amante casual pero el no se iba a rendir tan pronto, no iba a aceptar aquello. Encontraría la manera de traspasar ese muro que el rubio había instalado de improvisto entre ellos.

- Porque no quiero hacerte daño...- musitó con esfuerzo. Nunca había dado tantas explicaciones después de acostarse con alguien, pero es que Ace no era precisamente un desconocido.

- Eso esta bien- dijo animadamente el moreno y Sanji alzó la vista hasta encontrarse con aquellos profundos ojos negros cargados de seguridad en sí mismo-. Si no sintieras nada por mi, te daría igual- una sonrisa arrogante se dibujo en los finos labios-. Eso quiere decir que todavía tengo una oportunidad.

- ¿Es que no me estás oyendo?- preguntó irritado por esa suficiencia-. Puede que aquí aceptara tus juegos pero en cuanto pisemos tierra volvería a correr detrás de todas las señoritas de la isla...

- Y yo aceptaría correr ese riesgo si tu me dieras la oportunidad de demostrarte que soy todo cuanto necesitas...

- ¿Por qué no quieres entenderlo...?- sollozó cansado apoyando la frente contra el bien formado pecho del comandante.

- No puedo entenderlo si no me lo cuentas todo...- le susurró al oído abrazándolo con ternura mientras acariciaba la suave melena rubia-...se que hay algo que no me has contado, algo que te guardas y que te impide que te entregues con libertad...- el moreno lo separó de él tomando sus mejillas entre sus manos y secó con el pulgar una pequeña lágrima que había aparecido en el ojo del rubio-. Confía en mí, por favor...Dime quien te hizo tanto daño...

Sanji guardo silencio un largo minuto, perdido en aquel protector contacto. Lo que le pedía era una locura, nunca le había contado aquello a nadie. ¿Cómo podía él saber que le habían hecho daño con anterioridad?...Puede que solo estuviera probando suerte pero el joven comandante le transmitía tanta seguridad, era tan fácil hablar con el...y la propuesta era tan tentadora. Confiar completamente en alguien de nuevo...¿Podría?...Tal vez se sacara esa idea de salir con él si se lo contaba.

- Esta bien...- dijo finalmente tomando las manos del moreno y retirándolas de su rostro-...si es la única manera de que lo entiendas, te lo contare todo.

El rubio ando hasta la cama, recogió el cigarrillo del suelo y se sentó dándole un par de caladas cortas mientras ponía en orden sus ideas. Ace se sentó a su lado y agarró su mano atento como siempre a su conversación. El rubio rió sin humor. ¿Por qué tenia que ser tan jodidamente perfecto?

- Tenia 13 años cuando lo conocí y no sabía absolutamente nada sobre el amor o el sexo. Por aquel entonces solo me preocupaba que el Chef Zeff reconociera mi cocina y que el Baratie prosperara, pero no era fácil convivir con ex-piratas. Las peleas en la cocina eran una rutina y tener un restaurante en mitad del océano era casi una invitación a los abordajes de auténticos piratas. Así que siempre andábamos cortos de personal. La falta de camareros nos obligó a los propios cocineros a atender las mesas de vez en cuando y yo había dado el "estirón" hacia poco, mis piernas se habían alargado considerablemente y las patadas que ya daba me habían proporcionado cierto respeto entre mis compañeros,. Ya nadie se atrevía a llamarme mocoso o niño, a excepción del "Viejo", así que como era lo suficientemente mayor como para pelear, lo era también para atender a los clientes...- Esa había sido la parte fácil, Sanji se detuvo un instante para dar una larga calada y Ace pudo ver como el ojo fijo en la madera del suelo adquiría una tristeza infinita, haciéndole maldecirse mentalmente por su egoísta cabezonería. Si realmente lo quería tendría que haber aceptado su negativa en lugar de obligarle a recordar...pero si tan solo existía una posibilidad de ayudarle a superar ese terror al compromiso, tal vez valiera la pena que ambos sufrieran un poco. Apretó su mano cariñosamente y el rubio pareció volver del mundo al que se había marchado. Le sonrió con esfuerzo y suspirando continuo.- ...Se llamaba Kazutaka Nagase y poseía una de las rutas comerciales mas sólidas del East Blue. Era un hombre aparentemente intachable. Tenia el respeto de amigos y enemigos, una considerable fortuna, una adorable familia...- su voz tembló ligeramente ante la última palabra-...Venia todos los domingos al restaurante acompañado de su mujer e hija, y esperaban pacientemente sentados hasta que fuera yo quien los atendiera. Cuando en una ocasión, uno de los cocineros tuvo el descaro de preguntar por que yo, él respondió sencillamente que su hija se había encaprichado conmigo. La verdad es que eran una familia perfecta. Tenia una preciosa y joven esposa, de larga melena negra y piel como la porcelana exactamente igual a su adorable hija, que a sus 15 años ya hacia girar la cabeza de todos los clientes masculinos de la sala. Era lo mas hermoso que yo había visto nunca pero quien me iba a decir que seria incapaz de amarla. Quien me iba a decir que quedaría cautivado por una corta melena plateada y unos ojos grisáceos tan fríos y afilados como el mejor de mis cuchillos...- Ace no pudo evitar que la amorosa nostalgia con la que el rubio describió a aquel hombre encogiera su corazón. Sin duda, no había dejado de amarlo-. Al principio todo parecía bastante inocente. Yo los atendía cada domingo, agradecía las generosas propinas que me dejaban y aceptaba sus consejos sobre en que gastármela. Hasta que un día Kazutaka me abordó de camino a la cocina y me arrastro hasta el servicio de los hombres. No se por qué no lo detuve, sabía que podría tumbarlo fácilmente de una patada porque a pesar de que él superaba el metro noventa y era de constitución fuerte seguía siendo un simple cliente y yo ya había derrotado miles de veces a Patty y Carne juntos, pero aun así no hice nada. Dejé que me agarrara del brazo y me encerrara con él. Dejé que me alzara y tomara el primero de mis besos y tal vez fue eso lo que lo complicó todo. El que no me resistiera. Tal vez si lo hubiera golpeado, si hubiera gritado y luchado él habría intentado tomar algo más que un simple beso o habría salido huyendo para no regresar jamás, pero solo se quedo ahí parado, mirándome, acariciando mi rostro como si nunca hubiera visto un chico aceptar una caricia. Y la verdad es que yo no tenia ni idea de como debía reaccionar. Aquel hombre estaba casado, tenía una hija que según el mismo había dicho estaba enamorada de mi y me había besado. Aquello me pareció una locura...- Sanji se humedeció los labios distraídamente, pasándose el cigarrillo de un lado a otro con la lengua-. Me pidió una cita...- una triste sonrisa divertida se dibujó en los labios del rubio-...me dijo...que si quería salir con él y con su hija a un festival que se celebraría en la isla en la que vivían y yo acepte. Todo era muy confuso, pero acepte. Quería verlo fuera del restaurante, quería volver a probar el extraño sabor de sus besos. Sin embargo no paso nada en aquella cita. Kazutaka y Kasumi-chan parecían muy unidos, él no dejo de acariciarla en toda la tarde y una parte de mi se sintió celoso ante aquel contacto entre padre e hija, aunque no supe el por qué hasta bastante después.

Kasumi-chan se convirtió en mi primera y última novia oficial. Kazutaka y ella siempre venían juntos a recogerme en mi día libre, pero nuestra relación era de lo mas extraña. Ella estaba allí pero se mantenía distante, y si no fuera porque se aferraba desesperadamente a mi mano ni habría notado que estaba allí, pues Nagase-san centraba todas las conversaciones. Si de Zeff aprendí cuanto sé de cocina y defensa, Kazutaka me enseñó a comportarme ante las chicas y...ante los hombres. El cambio mi forma de vestir del uniforme de cocinero y las infantiles camisetas a los elegantes trajes, pulió como pudo mis belicosos modales (aunque no pudo hacer que dejara de soltar tacos, pasaba demasiado tiempo entre ex-piratas) y...bueno, me enseñó absolutamente todo lo que sé sobre el sexo...- la boca del cocinero se seco de improvisto. Hacia mucho que no pensaba en aquellos días, sabia que lo que pasó no fue normal pero se había prometido aprender de aquello y seguir adelante, aunque jamás pensó que llegaría a compartir esos recuerdos con alguien.

- Si no quieres contármelo, no tienes que hacerlo- le susurró cariñosamente el moreno apretando la mano que sostenía y Sanji lo miró largamente.

- No importa, ya he empezado así que...prefiero sacarlo todo y pasar pagina de una vez- contestó con la tranquilidad que aquel hombre le proporcionaba. Ace asintió y se mantuvo atento y Sanji volvió a tomar otra calada de su casi consumido cigarrillo antes de seguir-. A Kazutaka le gustaba mirar...y estuvo guiándome la primera vez que me acosté con su hija- al cocinero no se le escapó la mirada de sorpresa que el moreno intento disimular al oír aquello. Seguro que no se lo esperaba-. El se sentaba en un sillón cerca de la cama y se quedaba mirando en silencio. Al principio su mirada me cohibía pero...me acostumbre a su presencia, porque una vez que Kasumi-chan se quedaba dormida yo conseguía el premio que tanto anhelaba. Sus besos. Sus callados y escondidos besos- Sanji cerró los ojos recordando aquellos momentos en los que el peliplateado se inclinaba sobre él, el sabor a nicotina de sus besos, su sensual voz.- "Amar es compartir", me decía y para mi sus palabras eran ley. "El destino del hombre esta ligado al de la mujer. Aprende a cuidarlas, protégelas por encima de todo. Busca una buena esposa y forma una familia cuando seas un hombre respetado. Y deja el amor para tus amantes"...

- Sanji ese hombre era...- empezó a decir indignado el moreno.

-...un cabrón- acabó la frase el cocinero-. Lo sé...pero nunca me importó. Dijo que me amaba y para mi era suficiente. Y siguió siendo suficiente cuando Kasumi-chan tuvo que irse a estudiar fuera y tuve que empezar a acostarme con uno de sus socios- la escandalizada mirada del comandante hizo dudar al rubio de contar aquella parte pero ya no podía parar-. Nunca había sentido celos de Kasumi-chan a excepción de nuestra primera cita pero sentí el amargo sabor de ese sentimiento con aquel hombre, porque en varias ocasiones intento hacer participar a Nagase-san en el juego. Sabia que lo deseaba y tenia miedo de que finalmente lo consiguiera y yo pasara a ser un estorbo pero jamás dejó que lo tocara. Él me amaba a mi y por eso me compartía. Yo lo amaba a él y tenia que compartirlo con su esposa. Así era el juego...pero hubo alguien que no lo aceptó.



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